De tus ojos césped y mirada profunda
de mis tropiezos contínuos,
llenos de dulzura,
matásemos las horas, perdidas de tu cuento
contásemos avispas al son de nuestro silencio.
Que tus labios aún no han dicho
lo que no escuchan mis oídos.
Bailemos y callemos,
que no hable más el recuerdo.
Eres el amor embotellado
de un mix de ginebra y tónica
describo tu risa como una sinfonía
de cuatro estaciones de mis 84 días de primavera.
Porque contigo no se necesita invierno para arroparse,
porque tus brazos ya dan todo de sí,
acogiéndome con fuerza de guerrero y mirada de batalla
de perro perdido entre sombras
de perfecta sinceridad arrogante.
Porque somos ovillos de lana de la misma manta.
Jamás te desprendas de tu esencia,
porque tu perfecta asimetría me arrastra hacia ti,
todos los días de mi vida.
