sábado, 14 de septiembre de 2013

Dagas

Mirada distraída y aliento de fuego
cabalga a lo lejos mi fiel mosquetero
espalda arañada por trozos de hielo
que caen por su pecho, del cuello hasta el suelo
Me pide que aguarde, que amaine su miedo
y yo sigo atenta al próximo destierro
será su sonrisa o el rozar de sus dedos
los que ardan en mi cuando te eche de menos.

Habitación 108.

Ábrame los ojos,
respire el deshielo
de noches de insomnio convertidas en sueño
me coge la mano me dice: 'podemos'
atenta mirando su pose sereno,
respiro su aliento,
pudrióse el veneno
seremos uno, solo uno en dos cuerpos
miróme a los ojos y dijo: 'la quiero'
fundióse mi alma como lava en sus dedos.
Y sigo mirando sus ojos de otoño
será que ha pasado con éxito mi agosto
y no pido más infinitos sin rostro
si duermes conmigo por siempre en la habitación ciento ocho.