Debilidad llena de fortaleza
aprendió de sus caídas y ahora es la piedra quien tropieza,
vestida de llanto disfrazó su alma de serena
levantóse en un arrebato y dijo: llévame a dónde quieras.
Que ya no se deja arrastrar
si es el mar el que la sigue,
si la lucha ha que comenzar
al menos que el escudo no sea de mimbre.
Si el viento ametralla y casi la lleva,
pisando en firme se ancla,
ya no le quedan más cuerdas.
Átame a la vida como si apostaras la sonrisa
a mi ya no me quedan más balas
pero si disparas
seguiré viva.