El fuego ya no esconde su ansia de arder cuando ve venir las ascuas.
De un momento a otro todo fue caos,
una simple palabra y seré -nunca más- tuya.
Si derrites mis ojos ya no seremos más corazón,
seremos sólo membrana,
de tez pálida y mirada perdida.
Sin rumbo marcharé,
hacia ti, desde lo lejos, hasta que caduque el infortunio.
Las mejores cosas nacen del caos más terrible.
ResponderEliminarUn placer descubrir este lugar, me quedo por aquí.