Apenas los minutos aguardan,
mirarte se me hace etéreo
y la tempestad se pone de nuestra parte .
Y es que a mi no me vienes
como anillo al dedo,
sino como una mano entrelazada
dispuesta a huir de la multitud
en medio de las ruinas,
sembrando caos,
partiendonos en pedazos
pero unidos por los mismos trazos.
De lo que la vida pretende que esperemos
astutos y cautos,
pero con las ganas intactas.
Te veré ir
hasta que te pueda ver llegar
me pierdo sin saber donde voy
sin saber si perderé la batalla.
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