lunes, 24 de febrero de 2020

Del error nació el acierto
del refugio a tus manos heridas
Seré el cantar de un pájaro inquieto
enjaulado a tu despedida.
Tu incertidumbre quema y hiere
hace membranas sin desmedida
el pesar que nubla lo que se quiere
hace escamas en las heridas.
Me pesas como pesa el cemento de mis párpados
fruncidos al verte regresar,
huyo ante la similitud de nuestro letargo,
me quedo para ver cómo te vas.
Te acercas, y no sé si herir o helar,
cerrando los ojos el corazón no siente,
destrozando en un segundo toda mi realidad.
Unidos somos comos dos inconscientes
sin miedo al juicio final,
te clavas en el pecho como una daga ardiente
haciendo cenizas antes de quemar.
Y si te vas, hoy quédate fuerte,
para en lugar de menos, poder echarte de más.

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