jueves, 13 de junio de 2019

Callada,
recuerdo haberte mirado por horas
distraida,
admirando tu destreza,
tu manera de poblar almas
con apenas media sonrisa.

Recuerdo la magia
de cambiar un gris por un blanco
insuperable.

Te regalaría mil piedras más
y aún así seguirías sabiendo cómo evitar el tropiezo .

Recuerdo tu mirada confusa
el último día
y el primero

gritando en silencio que no es un adiós,
sino, por siempre, un hasta luego.


 




 


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