miércoles, 14 de agosto de 2019

Inverosímil,
su calidez inapropiada
tropieza
a mi perecer
Sea la estaca que se clava
a media despedida
de luciérnagas desvanecidas
al paso del vacío.
Se oye la nada,
quedó en silencio su asombro,
su perplejidad titubeante
arrastra mis mares.
Y se escucha el romper,
tal vez oí el cristal
antes de caer .
Florece y hace otoño,
en la misma frase,
los mismos ojos.
Me desatornillo las obviedades,
paso a ser excusa
de su inmensidad disociada
a mitad de discurso.
Otra caducidad
que me dejó el compás en vértices,
Pero,
cuando nadie veía brillar,
la única estrella 
qué guiaba nuestros pasos
se hizo
fugaz.

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