El destino está confuso
tendré que adoctrinar a las tinieblas,
en medio de su pulso difuso
pretendo sembrar rosas para ver si así se queda.
Lejos,
y cada vez más cerca
se acerca, se aleja
me transforma en primavera.
Yo,
hundida entre dos mares pretendo estar ilesa
después de tanta fragua,
presa
de ti y tus cicatrices,
a veces lo que quieres no es tampoco lo que dices.
Y me quedo ya descalza
andando por los clavos formando ya la herida,
cerrando así las tuyas
marcandome los pasos
con espadas de esgrima.
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