miércoles, 25 de marzo de 2020

Y fueron encerrados
como los pájaros a los que metieron en jaulas
y tejieron telarañas
de retales de recuerdos,
algunos en desquicio,
algunos en sano juicio,
se despiadó el corazón
y voló.
Y fue aún más intenso todo,
de un momento a otro,
la apatía se cubrió de lodo,
la empatía le gano el terreno al odio.
Siendo más fieles,
pero mucho menos de sentimiento,
acariciando a kilómetros
entendieron la necesidad de confinamiento.
Y los cantes y las plumas salieron con el sol,
a la sombra del vacío, la añoranza se tiñó de color.
Se cerró lo innecesario, nos contagiamos de serenidad,
se abrió paso sólo a lo indispensable,
y nos dimos cuenta de nuestra valentía a pesar de que antes nos tachasen de cobardes.
Y se unió la tierra con el corazón,
y dejamos respirar al mundo,
las nubes palidecieron su color
y floreció el musgo.
Y vimos perecer
y escuchamos sonreír,
conseguimos aprender a querer
y a soñar el porvenir.
Imaginamos los recuerdos
nos miramos a los ojos en forma de reflejo,
nos apretamos fuerte las manos a través de pantallas ;
y nos atrevimos a decirnos: -no quiero que te vayas-.


No hay comentarios:

Publicar un comentario